sábado, 23 de agosto de 2008



Una vez cuando era chica me caí por la ventana…
Estuve ahí acostada en la tierra por, seguramente, no más de 10 minutos; pero para mí parecían horas…
Cuando al fin llegaron a buscarme yo había parado de llorar y me había hecho al fin amiga del suelo…
Esa amistad siguió por años y lo encontraba en cada recoveco que esta grande casa tenía para mí en ese entonces; recovecos que hoy son esquinas…
Y esa ventana me recuerda mi niñez, porque una caída significó más que un descubrimiento y porque ese día descubrí que la espera valía la pena y que en mi desesperación podía encontrar muchas cosas nuevas…

1 comentario:

Anónimo dijo...

maravilloso...